La reproducción sexual

Para que haya reproducción sexual deben encontrarse y fusionarse dos células: un óvulo que producen los ovarios femeninos y un espermatozoide que producen los testículos masculinos. Esta unión da origen a la cría, a un nuevo ser diferente de sus padres. Hay especies que tienen una cría en cada parto, porque la hembra madura un sólo óvulo, como sucede en las vacas, los caballos, los elefantes y los seres humanos. Las hembras de algunas especies maduran varios óvulos al tiempo, y cuando varios de ellos son fecundados, el parto es múltiple y nacen varias crías, como en el caso de los perros, los cerdos, los ratones y los conejos. Las especies que paren crías vivas se conocen con el nombre de vivíparas; las que ponen huevos y los incuban para que nazcan las crías se llaman ovíparas; las que se desarrollan en un huevo dentro de la madre y nacen vivas se conocen como ovovivíparas. Algunos invertebrados son hermafroditas, y como tales cada uno de los individuos de la especie es macho y hembra al mismo tiempo, y tiene en su cuerpo órganos reproductores masculinos y femeninos. Es el caso de los corales, las esponjas de mar, la lombriz de tierra y los caracoles, entre otros. Sin embargo, para que en estas especies haya reproducción sexual es necesaria la cópula entre dos individuos para intercambiar espermatozoides.

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